Alexandra Ossola A las personas con VIH se les decía que tenían sangre tóxica y que no podían exponer a otras personas. Estaba cursando la carrera de filosofía y arte, y me quedé. Mi trabajo se convirtió en ser VIH positiva. El trabajo que hacía parecía invisible: como si el mundo quisiera que yo fuera invisible o que me fuera, entonces el arte era una forma de existir en un mundo donde era reprimida y tenía que mantenerme al margen. Mi pareja sobrevivió y nos separamos. Nadie quisiera sentirse así, pero aprendí a ser una extraña.
Fault embargo, ambos sexos comparten un aspecto muy importante: el de silenciar el hecho de ser víctima del otro. El razonamiento consciente es que se echan la culpa de haber provocado al agresor. Pero no la tienen. Esta manera de pensar silencia el verdadero motivo por el que se dejan agredir: que inconscientemente se sienten culpables de antiguas fantasías infantiles que nunca realizaron.